Un nuevo fin de semana ha llegado y, como es costumbre, es momento de comentar sobre un material “alternativo” para utilizar en el hobby. Una vez más, la intención no es dejar de comprar productos especializados solo porque exista una opción más económica, sino contar con alternativas en caso de emergencia o descubrir usos inesperados que amplíen nuestras posibilidades creativas.

Hoy quiero hablarles sobre un clásico que todos tenemos a mano: el PVA, o cola fría / pegamento blanco, como comúnmente se le conoce.

¿Qué es realmente el PVA?

A primera vista, podría parecer que la cola fría no tiene mucho que aportar al modelismo. Sin embargo, durante la pandemia comencé a practicar otro pasatiempo: la carpintería. Fue allí donde descubrí la verdadera versatilidad de este adhesivo.

El PVA (acetato de polivinilo) es un pegamento a base de agua utilizado para unir materiales como papel, madera, tela o plástico. Su uso se extiende a la carpintería, la construcción, el embalaje y las manualidades.
Lo interesante es que, dentro de esta familia, existen distintas formulaciones diseñadas para lograr diferentes tipos de adhesión… y eso también puede aprovecharse perfectamente dentro del hobby.

Los clásicos: cola carpintera y cola escolar

Muchos recordarán la típica cola fría carpintera, más espesa y opaca, pero muy efectiva para unir madera. También está la cola escolar, más transparente, aunque con una firmeza un tanto… cuestionable (como un “abrazo de suegra”, dirían algunos).

En lo personal, disfruto usar cola fría —dejando de lado su uso tradicional— para armar peanas, pegar palos de maqueta o madera balsa y crear estructuras ligeras. Es económica, fácil de conseguir y muy práctica para experimentar sin miedo a desperdiciar materiales.

Un reemplazo inesperado del Maskol

Uno de mis usos favoritos de la colafria escolar es como sustituto del Maskol. Tiene la gran ventaja de que no se degrada con el tiempo, por lo que no hay riesgo de que se adhiera permanentemente a las piezas transparentes (como me ha ocurrido con algunos productos comerciales).

Es cierto que su textura líquida puede dificultar un poco su aplicación, pero con paciencia se logran resultados excelentes. Se puede aplicar con un palillo, un pincel viejo o incluso con una jeringa fina.


Una vez seca, forma una película que se retira con facilidad, sin dejar residuos ni afectar la pintura.

Ideal para carlingas temporales

Otro uso muy práctico es pegar temporalmente las carlingas de los aviones. Esto resulta especialmente útil cuando se trabaja con camuflajes complejos o esquemas de pintura que atraviesan la cabina.

La cola fría ofrece una adherencia suficiente para mantener la carlinga firme durante el proceso, pero lo bastante débil como para retirarla sin dañar la pintura una vez terminado el trabajo.
Gracias a esto, se puede pintar todo el conjunto de manera uniforme, obteniendo un acabado perfectamente alineado con el resto del modelo.

Adhesivos “especiales”… ¿o solo PVA mejorado?

En los últimos años, marcas como Ammo han lanzado pegamentos “especiales” para fotograbados, resinas y elementos delicados. Sin embargo, muchos de estos productos no son más que variantes mejoradas de la cola fría tradicional.

En mi caso, no he probado el de Ammo, pero sí utilizo el Zap Canopy Glue, un adhesivo pensado para las carlingas de aviones de radiocontrol. Se consigue con relativa facilidad en tiendas especializadas y ofrece resultados sobresalientes:

  • Adhiere con firmeza sin dañar el plástico.
  • Permite manipular la maqueta con seguridad.
  • Se limpia fácilmente con un hisopo húmedo antes de secar.

Incluso lo uso para pegar fotograbados, piezas de resina o accesorios ya pintados —como mochilas, cajas o pertrechos— sin dejar marcas visibles ni residuos.

Compatibilidad con pintura y pigmentos

Una ventaja adicional del PVA es su excelente compatibilidad con pinturas acrílicas y pigmentos. Puede teñirse fácilmente para crear efectos realistas de barro, humedad o suciedad en bases y vehículos.

Por ejemplo, mezclando cola fría con un poco de pintura marrón o tierra se puede lograr un efecto de lodo húmedo sobre las orugas o ruedas. Aplicada en capas finas, también sirve para simular charcos o zonas mojadas, ideal para dioramas con ambientaciones naturales.

En el terreno de las escenografías

En el ámbito de las peanas y dioramas, la cola fría es casi indispensable.
Sirve para fijar césped estático, arena, grava o vegetación con resultados naturales y duraderos.

Un truco útil es diluirla con un poco de agua (aproximadamente una parte de agua por dos de pegamento) y aplicarla con una pipeta o pincel. De esta forma penetra mejor en los materiales, dejando una adhesión más homogénea.
Al secar, se vuelve transparente y resistente, sin alterar los colores originales de los elementos adheridos.

Mod Podge: la versión “premium” del PVA

Existen variantes más refinadas de la cola fría, como el Mod Podge, un producto muy conocido en el mundo del bricolaje. Se comercializa como “barniz” o “sellador” y está disponible en versiones brillante, satinada u opaca.

Su consistencia algo más espesa y su transparencia lo hacen ideal para crear efectos de agua o barnices protectores sobre bases y miniaturas.
Puede aplicarse con pincel, es de secado lento y deja un acabado flexible, lo que evita grietas o levantamientos con el paso del tiempo.

Conclusión: un clásico que merece respeto

La cola fría o pegamento PVA es mucho más que un adhesivo escolar. Su bajo costo, disponibilidad y versatilidad la convierten en una herramienta valiosa dentro del hobby.

Desde reemplazar productos comerciales hasta crear efectos de envejecido o fijar elementos decorativos, el PVA demuestra que no siempre es necesario invertir en materiales caros para obtener resultados de calidad.

Así que, la próxima vez que veas un frasco de cola fría en tu mesa de trabajo, piénsalo dos veces antes de subestimarlo.
Tal vez tengas frente a ti una de las herramientas más versátiles y subestimadas del modelismo.